La Reserva Experimental Horco Molle, en la provincia de Tucumán, actualmente se destaca en el manejo en semicautiverio de diferentes especies, algunas de ellas gravemente amenazadas o extintas en la provincia, como el Oso hormiguero (Myrmecophaga tridactyla), la Corzuela parda (Mazama gouazoubira), Pecarí del collar (Tayassu tajacu), el Tapir o Anta (Tapirus terrestris), la Llama (Lama glama) la tortuga terrestre (Chelonoidis chilensis), Oso melero (Tamandua tetradactyla) entre otros.
El tapir existe desde unos 40 millones de años. En la Argentina está en peligro de extinción por su baja tasa reproductiva y por la fragmentación o reducción de su hábitat. Las actividades extractivas sin control lo están corriendo para siempre.
El tapir está emparentado con otros animales de singular belleza, como los caballos, las cebras, el rinoceronte y con algunos de ellos estéticamente bien diferentes como los burros.
Los primeros representates fósiles de la familia se encuentran en el Eoceno de Eurasia, hace unos 55 millones de años.
Puede pesar hasta 300 kilos y puede medir casi 2 metros.Sin embargo su principal característica es su hocico alargado en forma de pequeña probóscide, que usa para arrancar las hojas , hierbas y raíces que constituyen su alimento. demás le resulta útil para recolectar plantas acuáticas de los pantanos, donde suele pasar buena parte del día.También la trompa le sirve para coger agua y a los machos para enfrentarse a sus rivales en época de apareamiento.
Su caza está prohibida en Argentina. Habita en las provincias del norte y en la provincia de Tucumán ya hace 60 años que no se lo ve.
El tapir es un símbolo de las explotaciones a gran escala y sin planificación.
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