Escondido en las montañas de Guizhou, en el corazón de la vieja China-dos días de marcha entre verdes gargantas, a caballo y a pie, desde la ciudad más cercana-, habita este pueblo olvidado por la historia. Son los MIAO.
Por encima de los 2.000 metros de altura sobre el mar, los hombres cultivan la papa, el maíz, el cáñamo, el lino y el tabaco; juegan a las cartas y beben. También cuidan a los rebaños de cabras y ovejas que les brindan productos lácteos y la lana y pieles con las que se abrigan en los crudos inviernos de la región.
Los Miao consumen queso y leche, pero no comen la carne de sus animales. Las mujeres hilan, tejen, bordan, tiñen sus telas y hacen sus vestidos. También cocinan para sus hombres.
Constituyen una de las minorías más conservadoras del vasto país asiático. Se calcula que hay unos seis millones de Miao en toda China, distribuidos en varias regiones del país. Entre ellos se reconocen casi cien subgrupos diferentes, cada uno con características propias, que van desde el lenguaje a las tradiciones.
Las mujeres de las zonas más ricas, por ejemplo, llevan grandes tocados de plata, que hacen juego con las chapas también de plata que cosen en sus vestidos. Las de los valles de Guizhou, en cambio, tejen enormes cuernos negros con las cabelleras que fueron de sus madres, abuelas y bisabuelas. Todas las mañanas dedican más de una hora a peinar esa enorme peluca que pesa entre dos y tres kilogramos.
El baile que las mujeres danzan sobre las verdes laderas, tomadas de sus manos, se llama lusheng. También se llama así el largo instrumento de bambú que marca el ritmo. Las mujeres bajan a la ciudad a vender sus productos, que son pesados en rústicas balanzas medievales.
Una característica común a todos los Miao es que su idioma, aunque muy elaborado, no se escribe. Y ellos lo explican así: huyendo de los chinos tuvieron que cruzar un gran río; por falta de botes lo hicieron a nado, pero tragaron mucha agua y casi se ahogaron. Con el agua se tragaron, también, los signos gráficos de su idioma.
Encerrados desde entonces en aldeas aisladas, ya no necesitaron lengua escrita. Sólo el jefe de cada aldea habla y escribe el chino.Los demás quieren seguir viviendo así, aislados en sus verdes montañas, olvidados de la historia.
LA LEYENDA DEL FAISÁN
Los lugareños más viejos recuerdan una tradición que explica el extraño tocado de las mujeres Miao de Guizhou. Un día los cazadores de la aldea volvieron con un faisán, hermosísimo animal muy raro en esas montañas. las mujeres quedaron fascinadas con la belleza del ave, y decidieron imitarla. Así crearon este pesadísimo cubrecabeza que incluye-debajo del complejo entretejido realizado con el pelo de las mujeres que antecedieron en la vida a la que lo lleva- dos cuernos de madera. Incluso una larga cinta que las mujeres Miao llevan a la espalda, y que les llega hasta las pantorrillas, representa la cola del faisán. El tocado indica, además, que quien lo luce pertenece a una honorable familia.
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4 comentarios:
Excelente e interesante reportaje.
Felicitaciones por el blog.
Aprovecho para agradecerte tu visita a mi -vuestro- blog "Diseño Gráfico con Photoshop" y seguirlo.
Es todo un placer.
Cordial saludo.
Ramón
Gracias por llegarte hasta mi sitio. Es un placer poder compartir artículos que pueden interesar a los demás. Saludos.Elsa
Hola
De casualidad llegue a tu pagina web (blog) buscando informacion acerca de pueblo de los Miao. Me sorprendi que en sudamerica existan comunidades representativas de esta nacion en Guyana Francesa y Argentina! y que llegaron a partir de la década de los ´70 por la persecusion en su pais de origen (Laos). Bueno me pregunto si en Argentina aun estan acentados la comunidad Miao que llegaron en esa çepoca y qué fue de ellos?, dónde viven?, se llegaron a adaptar a este pais?. Agradecería si tienes informacion, lo complementes es esta nota sobe ellos. Por ahi te mando mi correo.
Gracias, Luis ,Perú
Hola Luis, he hallado un enlace que te puede interesar sobre los miao en Argentina:
http://www.mibelgrano.com.ar/festivaldelaluna.htm
Saludos.
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