Al menos dos elementos serían comunes a la Tierra y a los demás planetas del Sistema Solar: (a) la estructura interna diferenciada en una serie de capas concéntricas, reflejo de una génesis común, relacionada con procesos de aglutinación por efectos de la gravedad a partir de una nebulosa; (b) la edad, que corresponde a la del sistema planetario en su conjunto, alrededor de 4.570 millones de años (Ma).

El conocimiento de la estructura interna de la Tierra también es indirecto. Al producirse un
terremoto, las oscilaciones generadas a partir de su foco se desplazan por el planeta y son detectadas en superficie por los sismógrafos. Al determinar las velocidades de propagación de las ondas en las distintas profundidades de la Tierra, se tiene una idea de las densidades de los materiales atravesados.

Los espesores de la corteza son altamente variables: la corteza oceánica posee un espesor relativamente constante de 6 a 8 km, mientras que la corteza continental es de unos 35 a 40 km en las zonas cercanas al nivel del mar y de hasta 70 kilómetros bajo las montañas más altas.
La litósfera en su conjunto representa a las placas que se desplazan, se separan y colisionan. Su base es la isoterma de 1250 ºC. Por debajo de ella se desarrolla el manto astenosférico, similar al litosférico, pero no forma parte de las placas móviles de la Tierra.


Finalmente, el núcleo posee dos partes distintivas: la externa es líquida y la interna es sólida; ambas presentan una composición similar y equiparable a una aleación de hierro y níquel.
Ver: LA VIDA EN LA TIERRA
Autores: Dr. Andrés Folguera (UBA y CONICET), Dra. Marcela Cichowols (UBA y CONICET), Dr. Víctor A. Ramos (UBA y CONICET) y Dra. Beatriz
Aguirre Urreta (UBA y CONICET) | Coordinación Autoral: Dr. Alberto Kornblihtt (UBA y CONICET)
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Autores: Dr. Andrés Folguera (UBA y CONICET), Dra. Marcela Cichowols (UBA y CONICET), Dr. Víctor A. Ramos (UBA y CONICET) y Dra. Beatriz
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