La lechuza es un predador nocturno. Y su sentido auditivo es el verdadero secreto de su habilidad para descubrir y sorprender a los pequeños animales que le sirven de alimento.
La lechuza no tiene orejas, pero el disco facial de plumas blancas constituye una superficie receptora de sonidos que desemboca en ambos oídos. El borde de este disco, de plumas más densas y compactas, actúa como una barrera impidiendo la fuga de los sonidos que llegan frontalmente a la cara y que luego son transmitidas a los oídos.Este repliegue o pabellón facial, marrón y acorazado en el caso de la lechuza del campanario, posee cierta movilidad que puede ser accionada a voluntad.
Por otra parte, la conformación ósea de los oídos es asimétrica, lo cual facilita la ubicación exacta de la fuente emisora de sonido. Gracias a esta extraordinaria facultad, la lechuza- que puede girar notablemente su cabeza- puede identificar a su presa por el sonido y lanzarse al ataque antes de percibirla visualmente.
La lechuza de campanario común, la encontramos en todos los continentes, excepto en la Antártida.
Extraído de "La lechuza de campanario". En "Fauna Argentina" Nº 67.Bs.As.,Centro Editor de América Latina,1984.
Imágenes:Damisela
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