DOLORES MORA Y VEGA nació el 17 de Noviembre de 1866 en La Candelaria, provincia de Salta. Aunque en aquellos años no era una actividad bien vista para una muchacha, desde muy joven se dedicó al estudio de la pintura. Para escándalo de muchos, cambió los pinceles por el buril y el cincel, y se dedicó a la escultura.
Sus manos, que comenzaron a comulgar con la arcilla, la piedra y el mármol, no siguieron el rumbo que sus mayores hubieran querido: el del tejido, el del bordado o, al menos, el piano. Sin embargo, bastaron unas cuantas exposiciones para que los círculos artísticos de la provincia y de todo el país comenzasen a rumorear acerca de una extraña mujer que firmaba sus obras como Lola Mora.
Sin embargo, el mundo oficial de la cultura sólo llegó a admitirla como curiosidad pero nunca como lo que realmente era: una artista genial.
Es así como Lola Mora -ella nunca volvió a reconocerse como Dolores Mora y Vega- sufrió la incomprensión de sus contemporáneos.
El destino de su hermoso conjunto "La fuente de las Nereidas" es una prueba de ello.
Tras realizarla en Europa y enviarla a la Argentina, en 1903 fue emplazada en Buenos Aires, en el Paseo de Julio -hoy avenida Leandro N.Alem-,pero a los pocos días ciertos círculos objetaron la moralidad de esa Venus que se atrevía a nacer desnuda en plena vía pública. Una custodia policial debió proteger la obra de los agresores, quienes, en nombre del buen nombre y honor, no titubearon en escribir sobre el mármol todo tipo de groserías.
El colmo fue en 1918, cuando un grupo de marineros, tras destruir las bridas de los caballos , se bañó desnudo en la fuente.
Ese mismo año "La fuente de las Nereidas" de Lola Mora fue trasladada a la avenida Costanera Sur, de Buenos Aires, donde aún permanece, como si mereciese más la proximidad del río que la de los seres humanos.
Sólo el tiempo logró que Lola Mora, la primera escultora argentina, ocupase el sitial que merecía. Hoy es reconocida en todo el país y principalmente en su ciudad natal. Ella no alcanzó siquiera a imaginar su gloria.
Murió el 7 de junio de 1936, muy pobre y muy sola. No dejó de trabajar la arcilla ni la piedra ni el mármol hasta que la muerte dio a su vida el último golpe de cincel.
Fuente:Clarín
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